Cierta vez, en alguna etapa de mi vida, que se me fue y se fue, recuerdo que yo volaba sin tener alas ni capas, corría sin tener que emplear los pies, latía con corazón ajeno, respiraba naturaleza pura y desprendía mi cuerpo el calor más reconfortante, me quedaba plácidamente dormida y mi cuerpo seguía meciéndose, se movía de un lado a otro con total suavidad, adornaban mis sueños las nubes y las variaciones de celeste cielo esplenderoso, el sol entonces acariciaba a la piel sin causarle daño, y el cabello se pintaba de color castaño.
Continuará . . .
No hay comentarios:
Publicar un comentario