miércoles, 9 de mayo de 2012

I will love you forever



Olvidé lo mucho que dolía no sentirte, había creído que la menopausia había logrado por fin ahorrarme algunos litros de dolor y no fue así, no no, no fue así, apretaste mi corazón con tus dientes, para luego arrojar la espada y volar.


Ayer (uno de mis días azules) salí de casa preocupada porque la noche anterior no pudiste dormir por el dolor en las amígdalas, en medio de mi turbación y lucha por salir adelante pensé en ti, como de costumbre, pensé en llevarte medicamentos porque estabas ocupada y conociéndote como te conozco sabía que no dejarías de lado tus quehaceres, no tenía dinero suficiente, tenía que comprar algo en la botica de la esquina, y no cargada mucho efectivo, me moría de sed, mucha sed se moría dentro de mi, pero me tragué la saliva con valentía y seguí caminando, salí con prisa de la universidad no quería perderme la serie otra vez, pensé en viajar a casa en colectivo pero nuevamente pensé en ti, di un giro y atrapé el microbús, me tragué nuevamente la saliva con hidalguía y respiré con una sonrisa. Después de un trayecto interminable, me ubiqué en la botica esa cuyo nombre me recuerda tanto a Dios y a los ángeles, entonces revisé el monedero y vi que sobraban algunos soles aparte del dinero que iba a utilizar, pregunté por medicamentos y me pidieron que detallara los síntomas y si quien iba a ingerirlo era alérgico a algo, quise darte una sorpresa pero sabía que podía causarte daño si no preguntaba antes, así que cogí el celular y llamé: 


- Hola, estoy en la botica. ¿Me puedes describir que síntomas tienes?
- ¿Ah? ¿Tú que haces ahí?
- Pasé a comprar algo que necesitaba y pensé en comprar pastillas.
- Siempre te gusta perder el tiempo ¿no? apúrate ya es tarde.
- Pero . . .
- No quiero nada déjalo así.
- Pero ayer te vi mal, no quiero que empeores. 
- Ah no no no, que lo dejes así, no molestes y colgaste.


No supe entonces como ocultar tanto ardor, la chica quien me atendía minutos antes se quedó viéndome perpleja, yo lancé una risa nerviosa pero por dentro nadaba en decepción extrema, apreté las monedas con fuerza y me aventuré a lo desconocido, en medio de ideas crujientes compré el sporade que vi y no pude beber quise también comprar las ruedas de los carros y abalanzarme bajo sus llagas, quise sentir todo lo que no soy capaz de sentir.


Hoy, no abrí los ojos porque no pude cerrarlos la noche anterior, vi como arrojabas el dinero con cólera sobre mi escritorio, no me diste tiempo ni observarte bien, pegaste un par de gritos y saliste enfurecida, se me elevó el corazón. No paré de correr desde que salí de la cama, a pesar de mis mareos mi debilidad y mis pesares, después de mil y un emociones en un sólo día, tan sólo quería volver a casa y saber como estabas de las amígdalas, cuando disponía a venir en cuánto se abrió la puerta del salón me retuvieron para hacer el trabajo del día siguiente, no pude refutar, y me quedé presa de tantas ansias, acabamos por fin y caminé con prisa pero sentía que volaba, volaba en dirección tuya. Durante el trayecto me apretó la gastritis con fuerza, imaginé que la causa era clara, aún así sabía que pronto estaría en casa y mientras tanto tenía que soportarlo (como siempre), esquivé a los perros como de costumbre, abrí la puerta, ingresé a tu habitación . .  .


Quise besarte en el rostro y me volteaste la cara.
(Enmudecí)


- Llegas tarde. 
¿Tanto te gusta perder el tiempo en la calle?


(Me hice añicos, me evaporé por completo)
- Tenía que hacer un trabajo. (grité para que vibre mi voz quebradiza.)


Gritaste tantas cosas más pero mis lágrimas atraparon a mis oídos, grité para no llorar mientras lloraba y así me envolví en la nada, en la cuál siempre perdí, escapé al baño como de costumbre, escapé a morir en el inodoro, ahogada con mis propias lágrimas, vi mi reflejo en el espejo y supe que aún era una niña, débil y frágil, estúpida e idiota, insignificante y melancólica, que aún seguía buscando en tus manos el refugio eterno, que aún acariciaba tus mejillas con ternura a pesar de las espinas clavadas en el alma.


Confirmé entonces que mi amor nunca había disminuido, que con el paso de los daños y con ellos los años, mi sentir había crecido, se había elevado inmensamente, supe entonces que debía escribir esto para que no se pierda en los recuerdos, y aunque nunca lo vayas a leer, no imaginas lo mucho que te amo, te amo con todas las fuerzas de mi corazón y así como lo hice en un momento de reflexión infinita le agradezco a Dios que estés aquí conmigo para causarme daño, para dolerme en los ojos quizás, para triturar mis huesos una y otra vez, para aventarme al vacío tal ves, pero que estés aquí al fin y al cabo.

I Love You Mom!  

I Love You . . . Always I Will Love You!

Hace algún tiempo escogí esta canción para momentos como este, 
en el cuál sientes que no sientes, 
o no sientes lo que quieres sentir,
cuando el dolor es tan grande,
cuando las razones se consumen,
y piensas con la cabeza,
mientras el corazón se aleja, 
se acurruca en el rincón de la fantasía.

"Ella se desliza y me atropella,
es pregunta y es respuesta 
. . . es ella"