jueves, 27 de junio de 2013

- Recuerdos -



Yo los recuerdo "azules" como colores de cielo, mientras el sol va quemando la piel y va tiznando miradas, tan diminutos y tan entristecidos, con el sudor empapando la espalda y con rastros del verdor de la hoja de coca en los labios que cientos de yaravíes han adormecido.


Una que otra vez los recuerdo sonriendo, otras cantando o silbando, a veces ya ni recuerdo de tanto que me duele haberlos perdido, haberlos abandonado, haberme distanciado.


Los recuerdo así, con las manos callosas y los dedos desviados, la mirada perdida y los cabellos despeinados, el rostro áspero y el sentir descuidado, la voz apagándose y la tristeza impregnada en la retina, los zapatos destrozados y la ropa hecha jirones, con los niños envueltos en mantas y sostenidos en la espalda, con los cuerpos acabados y los sueños congelados, con vidas interrumpidas y futuros encasillados, con destinos trazados y felicidad desplazada, con sonrisas en lágrimas y lágrimas en sonrisas.


Y los extraño con profundidad, he conocido la crueldad del hombre, he visto la sangre empozándose en ríos, iris y en memorias, muchos se han ido y otros cuantos nos estamos yendo de a pocos, nos estamos carcomiendo entre nosotros.

Extraño su compañía sublime, antes mucho antes del antes, cuando éramos todos uno y uno lo éramos todos, sentados de cuclillas al compás de las llamas de las velas, llorando a nuestros muertos, velando sus sueños eternos, juntando lágrimas en cántaros de resignación y ensimismamiento, tragando la saliva en seco y tratando de darle explicación al dolor en medio de la ignorancia y el desconocimiento.


Es así como algunas noches, como esta, se apagan las luces y se oscurece el presente, entonces el espíritu regresa a encontrarse con fantasmas que se han ido caricaturizando entre historias tras memorias, entre canciones tras colecciones, entre momentos tras silencios prolongados. Noches oscuras de duelo, aflora el desprendimiento y las capas que desviaban recuerdos se hacen visibles al viento, se forman sonidos profundos que penan hacia adentro.



Se apagan las luces y yo los recuerdo, se va apagando mi vida y los recuerdo con mayor intensidad.


Recuerdo que no viví, y recuerdo que tenía que olvidar que había vivido, recuerdo que no debo recordar que prometí que no recordaría, recuerdo y no recuerdo.