martes, 27 de noviembre de 2012

Y de repente ... así

Hace una semana, exactamente a  la misma hora, en el mismo lugar y el mismo día, acababa de salir de clases temprano (como hoy), deambulaba por la universidad mientras esperaba a alguien, de pronto me llamó la atención un suceso inusual.

Un sujeto conversaba efusivamente con un grupo de jóvenes, podía escucharlo hablar aún estando muy lejos, capturó mi atención el ver a las personas que lo rodeaban embobadas escuchándolo, podía sentirlos levitar mientras iban oyéndolo, apresuré el paso y lo dejé de lado.

Tres horas después, cuando volví al mismo lugar, casi desmayo por la impresión, el mismo sujeto y el mismo grupo de personas, continuaban envueltos en la conversación, pensé:
 - WTF! ¿De que rayos estarán hablando? ¿Será un examen oral? 

Esperé aún más, traté de escuchar parte de la conversación pero no quise ser tan obvia, los seguí observando, empezaba a anochecer, encontré a la persona a quien estaba esperando y salimos de la universidad, vi el reloj y eran las siete de la noche, ya no eran tres sino cuatro horas, y ellos permanecían tan quietos, tan parados y tan idiotizados.

( * * * )

Hoy, mientras hacía el trabajo de mi prima y entrevistaba a algunas personas, me topé con una persona peculiar, de esas que quieren conversar con alguien sin importarles  si los conocen o no, dijo que era docente de pedagogía y que quería saber la razón que me llevaba a hacerle la entrevista, traté de argumentar algo que desconocía y cuyas razones me fueron ocultas, empezó a hablar y a hablar, si sabía poco o mucho, no me interesaba entonces, llevaba prisa, en minutos empezaba mi última clase del día y estaba dispuesta a entrar; lo escuchaba sin querer escucharlo, tratando de mostrarle mi incomodidad, cuando de pronto vi al sujeto (a quien mencioné anteriormente) acercársele y pedirle el celular, seguía hablando  conmigo el catedrático hasta que lo llamaron y me quedé con el sujeto que se le acercó, a quien no reconocí hasta horas después.

Era el inicio de una nueva plática con otra persona, y yo empezaba a hartarme de la situación, me disponía a escapar cuando me percaté que podía hacerle la entrevista a él y sería aún más fácil realizársela, se lo propuse y aceptó.

Le hice las preguntas establecidas y contestó de una forma tan admirable que me quedé perpleja mientras iba respondiendo, me encantó escucharlo hablar y decir tanto en cada palabra, acabamos la entrevista y me quedé conversando con él durante dos horas, no nos conocíamos, pero ahora siento que estábamos destinados a hacerlo, al momento de despedirnos recordé que era él, a quien había visto hace siete días y me quedé admiradísima, se lo comenté y me dijo que era usual que se perdiese en conversaciones prolongadas, le gustaba hacerlo y formaba parte de su vida habitual, me invitó a formar parte de algunos proyectos suyos y me encantó la idea, me encantó de verdad.

Hacía mucho que no conocía  a una persona tan llena de conocimientos, y tan llena de todo lo que necesitaba escuchar hoy, hacía mucho que había dejado de interesarme en mi carrera en tiempo futuro, después de mi frustrado intento por cambiarme de universidad había quedado hecha trizas sin ganas de dar ni entregar, hoy sentí toda esa fuerza resurgir, todas esas ganas entremezcladas por alcanzar objetivos grandes e importantes.

Y de repente así . . .

Recordé que había amado desde el principio lo que decidí estudiar, entonces era muy consiente que iba a tropezarme cientos de veces, podría llorar amargamente, pero siempre me sentiría feliz por haber decidido seguir mis pasos y no haber permitido que mis sueños se vayan mutilando mientras caminaba.

Y de repente así . . .

Me quedó claro que si volviese a nacer elegiría ser comunicadora social, nunca antes me sentí tan comprometida con lo que haré al egresar de la facultad, lo mucho que me falta por aprender pero lo mucho que me queda por entregar.

Y de repente así . . .  entendí que las personas que se van cruzando en tu camino tienen una razón de ser y de estar, que todos estamos previamente conectados para encontrarnos en algún momento de nuestras vidas, que estamos predestinados a bailar determinadas coreografías, que formamos parte de una misma historia y que tenemos que juntar las piezas para finalmente encontrarle lógica a nuestra existencia, lógica a nuestras melodías y a la fusión de la tragicomedia que desde siempre hemos a aprendido a llamar vida.

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