domingo, 16 de mayo de 2010

En cuanto (+) se, (-) entiendo

............



El viernes por la noche, después de salir de estudiar en el icpna.

Subí al auto como de costumbre para volver a casa, y mientras escuchaba música en el mp3 ... subió también un joven (de unos 20 años aprox.) con un bebé en brazos, me percaté con disimulo como jugaba con él, lo abrazaba y lo besaba, un cuadro bastante conmovedor. En el transcurso del corto viaje, me quedé observando al bebé con ternura y de un momento a otro el joven me dijo:


- Es lindo ¿no?, ¿crees que es justo que lo abandonen de nacido?

- ¿Cómo? - respondí confusa

- Que, es triste que te abandonen con un hijo.

- No entiendo, explícame. - le dije, intentando indagar lo que venía venir

- Es mi hijo, su madre nos abandonó semanas después de nacido, pero lo malo ya pasó, tiene un año y seis meses ...


Me quedé perpleja, con emociones entre mezcladas, sin poder hablar, hubiese querido decir tantas cosas, pero me embargaba una gran congoja ... antes de bajar del carro, solo atiné a mencionar:


- Me tengo que ir, cuídalo mucho, mucho, mucho.


Mientras caminaba unas cuantas cuadras, antes de llegar a casa, mi sensibilidad dio su manifiesto, intenté encontrar alguna razón, por más mínima que esta sea, para entender el porque una madre abandona a su hijo, después de tenerlo durante nueve meses en su vientre, cuidándolo y protegiéndolo.

En mi corta vida, fui participe de casos similares, donde muchas de mis amigas y compañeras, no vivían con sus padres o nunca los habían conocido, pero nunca un caso como el ya mencionado.

Faltando poco para llegar, recordé lo que mi abuela me dijo hace algunos meses:

- Tu abuelo (me contaba, entre lágrimas), cuando estaba agonizando, me pidió entre súplicas que nunca permita que sus tres hijas crezcan separadas, no importa si comen o no, si tienen dinero o no, si tienen con que vestirse o no, pero siempre ... siempre tienen que estar juntas, no te perdonaré si te desaces de alguna de ellas, por favor no lo permitas, repetía ... hasta que cerró los ojos para siempre. Y eso hice (narraba, orgullosa), las eduqué, les dí de comer y las crié "juntas" hasta mayorcitas, luego se tuvieron que ir cada una por un rumbo distinto, pero cuando ya podían valerse por si mismas, cuando me necesitaban no las abandoné, NO LO HICE.


Por azares del destino, si algún día conozco a la madre de ese niño, quizás me dará a conocer una y mil razones por las cuales huyó, a lo que responderé sin pensarlo: ... ¿ Porqué no te llevaste a tu bebé?, y talvés apelará que no soy nada ni nadie para juzgarla, y posiblemente tenga razón ... pero es un ser humano el que reclamó tu presencia, el que lloró tantas veces su ausencia, el que te necesitó por las noches antes de dormir, el que le mendigó tu cariño al viento, el que se sintió culpable por haberte ido sin despedir, el que maldecirá luego tu nombre y el que renegará a diario de su suerte.


"El hijo de nadie, gritarán por ahí"

... El hijo de un padre, que lo ha sido todo .... murmuraré a lo lejos.


Después de esto,
te adoraré a mares desde tu primer segundo de luz y miedo,
desdé hoy ... para me alcance la vida,
desde antes ... para que me sientas cuando nos alejemos,
desde el vientre ... para que no heredes mi melancolía.



No hay comentarios:

Publicar un comentario