lunes, 3 de septiembre de 2012

EN ESPERA




En el rincón de mi sentir más puro, estoy velando una canción para ti, y no es cualquier canción cariño, es una de las que desbaratan y hacen que uno palpite con las emociones a flote, esta noche la mantengo muy enterrada en el alma, la escogí para regalártela y aunque muera por volar hasta tus labios, aún se conserva mía y pronto, en cuanto se diluyan los días de melodramática espera, será tuya completa, será tuya exquisita, será tuya toda, toda , toda. Así como serán tuyos mis ojos entristecidos, mis cabellos marchitados, mi caminar confuso, mi descifrar sanguinario y mis infinitas ganar de sumergirte en labios, acurrucarte en latidos, endulzarte en memorias.


Treparé hasta lo más alto entonces, treparé tan alto que podrás verme inmensa, y mientras camine en dirección al cielo, voltearé sin que puedas darte cuenta para contemplar tu rostro e iluminarme con tu sonrisa, me llenaré de dicha y seguiré escalando, tararearé la canción  que hoy descansa al lado mío y le da vida a mis oídos, no llevaré nada más, será mi alimento diario, único y necesario, la canción y yo, emprenderemos una travesía, nos tendremos solamente el uno al otro para hacernos compañía, seremos tan tuyos, y seremos tan nosotros.



Ya arriba, cuando agotados estemos y queramos dormir para recuperar suspiros, en medio de la turbulencia la beberé rápidamente hasta que ingrese hasta el fondo de mi corazón, sé que me agrietará el hecho de seguir desperdiciando más tiempo, entonces luego cuando esté danzando con las células de mi cuerpo, gritaré de forma violenta, con tanta pero tanta fuerza que destruiré el mundo entero, destrozaré los tímpanos de la humanidad; vocearé a los Dioses lo mucho, lo sublime, lo bonito que tu me haces sentir.




Y ya después, cuando haya logrado desprenderme, cuando haya parido todo el amor contenido, estaré preparada para regresar, correré en tu búsqueda, tropezaré cientos de veces pero seguiré corriendo para estrujarte en las entrañas, para sentirte más mío que siempre.



Cuando al fin haya logrado situarme en el mismo espacio sideral, me abalanzaré sin más ni más, y sellaré tu boca para que tus besos no se atrevan a escapar, no volveré a marcharme, no volveré a dejarte sólo una vez más, no volveré a trepar porque habré aprendido al fin el significado del verdadero amor, ese que no se acobarda y va venciendo el orgullo, ese que se demuestra, se dice, y sólo así se da, ese que una vez se meció entre mis trece lunas y no pude retener, ese que se agiganta con el pasar del tiempo y gracias al cual las palabras se vuelven torpes e insignificantes para expresar tanta gloria terrenal.


Cuando te tenga amarrado a mi cintura disfrutando el mismo aire, entonces sabré que es el momento indicado para revelarte la canción que al inicio de estos párrafos dije que estaba guardando para entregártela después, no creo que exista otra más hermosa, y si la hay pues haré de esta la más bella en nuestra historia, la adornaré con carmín y sombras de colores, la vestiré de luz y estamparé tu nombre con letras mayúsculas. 


Te la cantaré dulcemente en el oído, mientras me pierda acariciando tus cabellos y dibujaré las letras en cada uno de ellos, para que no se te olvide el significado y no se pierda en la nada, más aún si no continuamos después juntos enlazados, para que no se minimice y luego evapore en el tiempo, será siempre tuya, como lo seré yo hasta el final de mi existencia.




Mientras tanto,
mientras tu no estés
la escucharé suavemente (a solas)
la disfrutaré diariamente,
(en medio de 
esta soledad que ATA y DESBARATA.)

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