domingo, 22 de abril de 2012

Welcome to my life

Y mi vida se iluminó de pronto, en milésimas de segundo me perdí en el limbo, no sabía si lo de ayer era un sueño o era una ilusión óptica como las que siempre había tenido hasta entonces, no tenía en la cabeza la idea clara de llorar como una niña mimada, llorar con todo el alma, o gritar gritar fuertemente hasta desaparecer por completo, de pronto volví en si y no, no era una falacia. 

Mis padres estaban parados frente a mi, los podía ver mientras cantaba, podía sentir su sonrisa reventándome de felicidad, podía entonces dejar que se escapase un suspiro tembloroso de alegría, podía morirme ya, porque había logrado mi más grande sueño, mi más grande anhelo, que sintieran el inmenso amor que la música ha calado en mi, que me sintieran en la plenitud de mi existencia, que me sintieran más frágil y ligera que el viento, que me sintieran viva, que me sintieran, sólo eso, que me sintieran antes que me extinga por completo, antes que se me secase la esencia y se me minimizara la presencia.



En los diecinueve años que llevo pisando la misma tierra que ustedes, y tengo la dicha de haber nacido en un rincón del paraíso llamado Perú, nunca antes mis padres me escucharon cantar mientras me veían, y no me da me da vergüenza decir que hasta hace poco ignoraban que lo hacía, mi historia con la música surgió de la manera  más insólita, más extravagante y sobre todo poco racional. Tengo la dicha de cantar desde los cinco años, pero la lógica recién la adquirí a los siete, es por ello que nunca olvidaré como empezó esto para mi cerebro en si, me enamoré de Gianmarco y su hermosa canción de amor, me impresioné con OV7 y aquella pequeña traviesa, destrocé la radiograbadora de papá con tantas rebobinaciones para poder plasmar las letras de ambas canciones, grabé mi voz en cientos de cassettes y todos me parecieron patéticos, los escondí, los quemé o los fui desapareciendo poco a poco, cantaba estupidez y media que apareciese en mi cabeza, solía cambiarle las letras a las canciones e iba creando otras nuevas, a los diez años me planté frente al salón de clases y entoné con orgullo muchísimo orgullo "Madre hoy no me levanto" del gran Manolo Galván (esa dónde el niño que le dice a su madre que en la escuela su compañero le gritó hijo de ramera) aún recuerdo el rostro consternado de mi profesor que hizo que me callara de inmediato, empecé a escribir mi primera canción a los once años, fue tan tonta que nunca pude terminarla, mientras lo hacía, me quedaba prendida durante horas en la computadora intentando interpretar París de la ODVG, y si, todo esto lo hacía a escondidas, nunca nadie me enseñó como hacerlo. Fui nutriéndome de baladas desde que aprendí a usar el equipo de sonido, mis hermanos compraban los cassettes entonces y yo podía disfrutarlos hasta quedarme dormida en el sofá, podía sentir la fuerza de la música iluminándome la vida desde ya, descubrí Ritmo Romántica y sabía que mi vida giraría en torno a la melodía del dolor hecho canción eternamente, sellé un pacto con el ritmo, el compás y la armonía, no había vuelta atrás, estaba atrapada entre sus redes y apenas tenía trece años. Y si, seguía haciéndolo a oscuras, siempre oculta, con miedo o con vergüenza, con tristeza o cobardía.


Y así de la nada surgió todo esto, a lo que ahora denominado V.I.D.A y quiero que poco a poco cada uno sea bienvenido a este mundo mío, y sea así partícipe de todo lo que puedo transmitir cuando cojo un micrófono entre los dedos o siento una guitarra a lo lejos, a mi no me enseñaron como cantar y mucho menos dónde, cómo y para qué hacerlo, me cité con la muerte en diversos concursos y fui caminando sólo de la mano de Dios, me arriesgué a saltar sobre el vacío cientos de veces sin ni siquiera saber como pararme frente a un escenario, me tragué la hiel y el veneno de las críticas de miles, se me revolvió el estómago y me hizo añicos la gastritis emocional que padezco hace algunos años, se me secó la garganta por completo en medio de una canción y no sabía como hacerle para terminar de expulsarla, se me olvidó la letra millones de veces y me quedé petrificada sin saber qué continuaba, se me escabulló la voz repentinamente y no me quedaban fuerzas para seguir soportando a ese demonio en el que se convierte una persona cuando está parada delante de ti y sé siente en el derecho de juzgarte sin por lo menos saber tu nombre, pero ninguno de esos sufrimientos se comparaba con la sangre expulsada por mi corazón al no ver a mi madre delante de mi llenándome de confianza en lo que podía o no hacer en la tarima, llenándome de críticas o de remordimientos, pero llenándome al fin y al cabo, sentirla era lo único que yo necesitaba para continuar, su respiración era lo que mi voz necesitó siempre, pero estaba ausente y yo tenía que contentarme con mi poquedad, con aquello a lo que había aferrado a mis días, a la soledad más pura jamás antes sentida, cuando de pronto era mi turno y estaba ahí quieta más triste que siempre, adherida al piso para no salir volando, sólo pensaba en ella y suspiraba entre infinito dolor contenido . . . PARA TI MAMÁ, empezaba la música e iniciaba mi tragicomedia.




Lo de ayer fue un suceso que yo esperé durante toda mi vida, no podía asimilarlo hasta el momento que subí al escenario y estaba divisándolos a lo lejos (papá y mamá) (mamá y papá) ambos juntos en espera de mi presentación, mi sonrisa a medias resumió todo lo sufrido, y entendí, entendí por fin, que nunca es tarde para sentir a las personas a quienes más se ama, aunque sea sólo por unos minutos, que la música no discrimina y a la larga establece conexiones entre las personas muy a pesar de sus creencias o de los comportamientos adoptados durante todos sus momento, de sus gustos o preferencias, o del concepto ideado de la vida en sí, y otra vez, lo repito, otra vez, a mi no me da vergüenza decirlo, a mi nadie me dio lo que muchos tuvieron y sin embargo estoy aquí, luchando, acumulando puntos en el cielo de la gloria, intentando ser mejor día a día, guerreando por cambiar la mala definición que los mediocres le han dado a la música, intentando sobre todo hacer patria en un país dónde la mierda vale muchísimo más que el arte, dónde ser común y ser parte del sistema es lo más admirable, dónde ser diferente cuesta, dónde sentir diferente duele, dónde vivir como se desea vivir está destinado a pasar hambre, dónde ser del montón es la mejor medicina para la ignorancia.