domingo, 16 de octubre de 2011

Sumaq Warmi ♥


No miento cuando digo que la vida me ha quitado más momentos de los que me ha dado, y entonces entro en el dilema que lo mio pudo ser distinto, lo tuyo junto a mi, lo nuestro en sí, pero sucede también que no somos Dioses ni jueces y siempre nos separan habiendo nacido siameses.

Cuan horrible es sentir que estás sola en el mundo,
cuan horrible es creer que eres más miserable que un vagabundo, cuan horrible es haber nacido para tus ojos  y para los de miles pero estar siempre alejada de las personas a quienes se adora con todos las células del cuerpo, cuan desgraciada, cuan acabada, cuan infeliz con una vida por detrás.



Esta vez quise sentarme para escribir algo distinto,
algo muy íntimo, muy hermoso quizás,
algo tan fuerte como mi inmenso cariño hacia ella.



Solía colgarme de tus manos porque entonces eran fuertes y llenos de vida, saltar muy muy alto para poder verte sonreír, pero sobre todo para demostrarle al mundo entero que yo tenía a alguien quien velaba por mi y a quién podía contarle que estaba castigada o simplemente adolecida, demostrarle a todos aquellos niños de mi edad que presumían de los cuentos que se les narraban en casa, que yo a pesar de estar tan pero tan lejos de tu regazo, tu existías y siempre estabas pensando en mi como yo en ti, que acudirías a la actuación del sábado por la noche o me verías jugar fútbol en el campeonato escolar organizado todos los años, o la próxima vez que te aparecieses por el viejo zaguán brillarías de punta a punta con una muñeca en algún lugar del cuerpo, con una galleta o un chocolate, pero aparecerías para acompañar mi soledad y no te volverías a ir nunca nunca más. 

Los días junto a ti por vacaciones, pudieron haberse convertirse en siglos y en milenios, si no fuese por la estupidez que me ha acompañado siempre "el elegir" y ahora lo entiendo, no sé puede tener todo lo que se quiere, pero si querer todo lo que se tiene, sin embargo como se le podía explicar algo así a un corazón tierno que apenas empezaba a latir y quizás por no tomarse tantas molestias, nunca me lo explicaron y yo viví toda una vida, culpándote de estar tan lejos, culpándome por no ser tan valiente y dejar mi vida por ti. Pero por lo menos se nos regalaron días, los cuales nunca arrancaré de mi memoria, despertaba de madrugada con el cantar de los gallos para disfrutar cada hora junto a ti y dormía muy de noche para no desperdiciar tus caricias, feliz pero temblando de miedo porque no quería despertar y no encontrarte al lado mío, como siempre ocurría cuando ibas de visita a casa.

Kimba, tu perra, era la señal, sí, aquella que me hacía desbordar de felicidad fugaz, por un instante se me salía el alma del cuerpo y podía volar, se aparecía de pronto rimbombante meciendo sus formas, se abalanzaba contra mí y me lamía de lado a lado, como revisando mi cuerpo por si estaba incompleto o por si tenía algún rasguño; cinco o diez minutos después, tu silueta se divisaba por la gran puerta y lucías hermosa, cansada, pero no lo suficiente, como para apretarme entera entre tus brazos con fuerza y podía sentir tus latidos despojando a los míos, tus labios perforando mis mejillas, tu espíritu nutriendo al mío, que esperaba tan desgastado, tan débil, tan acobardado. Entonces me soltaba de tus lazos y corría a avisarle a mamá que estabas aquí con nosotros, ella presurosa venía a tu encuentro y yo me escabullía por un instante para chillar al parque de siempre, para correr hasta el cielo y volver aún más pura que la luna. 



Te decía que quería irme contigo (esa manía mía de querer escapar siempre), que me portaría bien y que quería vivir contigo, me sonreías alborotando mis trenzas, ahora entiendo el porqué, sabías que no lo soportaría, pero aún sabiendo me ayudaste a intentarlo tantas veces, cuándo por las noches me quedaba  perpleja extrañando a mis padres, vertías las palabras más bellas y tiernas sobre mis oídos, aglomerabas dulces en la cama, cerrabas las puertas de la tienda, y te me entregabas por completo, me contabas historias espléndidas y si aún así seguía triste, no dormías hasta que yo lo haya hecho antes. Si de pronto las pesadillas me despertaban inundada en sudor y lágrimas, te levantabas sin importar la hora, y venías con mate para calmar mis heridas, y yo te quería aún más.


Cierta vez en la escuela, en la Clase de Comunicación Integral me pidieron que hiciese un acróstico, con el nombre  de la persona a quién yo más quería, claro está que escribí tu nombre, pero no al pie de la letra, en sí coloqué la nominación que la historia le ha dado a las personas tan bellas como tu:




 - "MI ABUE" -  



Y definí tus cualidades, aquellas que antes, hoy y siempre admiraré dentro de ti, me quedé corta, como en esta oportunidad porque no existen letras que expresen lo maravillosa que has sido, lo mucho que me costó no extrañarte tanto, o poder resumir todo lo vivido.


Sé que ahora por más que los años han calado fuertemente en tu piel, no has dejado de estar para mi, pero me duele mucho no haberte gozado, mi carne necesita recuperar todo el tiempo perdido y tu te me evaporas cada vez más y más; yo empiezo a vivir y tu te me vas, como las florecillas al invierno, tanto daría para restarte algunos años y sumármelos, porque las personas como tu con un corazón más inmenso que el universo, deberían estar siempre para los débiles y cobardes como yo, para equilibrar las fuerzas o simplemente disminuir torpezas.


"La más bonita del mundo eres TÚ"



domingo, 9 de octubre de 2011

ABC *





Se me van tus labios, como la sonrisa del alma, que se me fue hace bastante rato; se me van de pronto sin previo aviso y en el momento menos indicado; precisamente ahora que el sol acariciaba mis mejillas y me disponía a parir semillas, de amor, de vida, de dulce melodía.


Brincan y brincan en dirección contraria, huyen de par en par, lo hacen mientras pueden, porque deben, se me esfuman, desaparecen de a poquitos, a duras penas los diviso a lo lejos, ya no son rojos carnosos, ahora se tornaron pálidos y enfermos, caminan lentamente, pero siguen alejándose aún más, ya se perdieron en el infinito, es el fin, ya no están, y se acabó la historia, color y gloria.


Y aunque no lo creas esta vez no soy yo, eres tu, eres tu, no soy yo, aunque quizás también haya sido yo, pero la apertura  te la cedió ¿el destino?, si existe uno entre los dos, definitivamente si, debió haber sido eso. 
Tonto mi ego, soso y ciego, que se negó a entender el ABC de tus caricias, tan fugaces, tan rapaces, se lo gritaste tantas veces, más sin embargo seguía sumiso, atrapado en medio de tantas vocales y consonantes.


Y no es que no quiera memorizar tus besos, y no es que no quiera sentir tus cabellos tambaleándose al compás de mis huellas, y no es que no quiera atravesar tus ojos hasta morir dentro de ellos, y no es que no quiera más no seguir queriendo como quiero aunque no quiera.
Y NO ES QUE NO QUIERA ESPERARTE UNA VIDA ENTERA, el punto yace en que hace milenios se me esfumó la primavera, me he cansado de necesitar, de extrañar hasta reventar, de esperar y esperar, como si fuese fácil, como si yo no fuese táctil. 



No es todo eso, no lo es.

"¿Y si nunca lo sentiste en el mundo real?" 
"¿Y si era una diminuta luz artificial?"
"¿Y si le pintaste el nombre y el rol? 
"¿Y si carecía de cuerpo y espíritu?"

No lo sabré  más, porque no existe vuelta atrás.